18 de junio de 2011
Sueño colectivo
l niño mira las calles que va recorriendo el colectivo. Nada le llama mucho la atención, aunque tampoco podríamos decir que esté aburrido. Solo mira. A su lado, pegada a la ventanilla, está su madre. El niño piensa que mejor sería que él vaya del lado de la ventanilla, así aumentaría su visión panorámica del mundo ahí afuera. Sin embargo, no se queja. Nota que su madre está absorta en sus pensamientos, y prefiere no molestarla.
Es un día de otoño de 1977, y el Buenos Aires que rodea al colectivo está teñido de un gris ceniza que va opacando y absorbiendo los colores como una mezcladora de cemento engulle las piedritas de ladrillo que por error fueron a parar a sus fauces.
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